Relajación para peques

Son movidos, curiosos, rápidos… agotan a cualquiera. Os proponemos algunas ideas para trabajar la relajación con los más peques de la casa. Antes de dormir, después del baño… cualquier momento es bueno para bajar el ritmo y descansar un rato.

Final del día, han ido al cole o a la escuela infantil, han jugado en el parque, luego clase de natación, más juegos en casa y ¡aún siguen teniendo energía para rato! Todo el mundo en calma, tenemos soluciones para ayudar a que las energías vayan bajando. Los niños, debido a su naturaleza curiosa y al continuo aprendizaje, sobre todo en la primea infancia, tienen grandes dosis de energía que consumen hasta la última gota, para luego caer rendidos en la cama… Si es que duermen bien. Esa energía la ponen en grandes cantidades en cada tarea o juego que emprenden. Al final de la tarde es un buen método empezar a introducir ejercicios más tranquilos, juegos calmados para que el cerebro de nuestros pequeños empiece a darse cuenta de que se acerca la hora de ir a la cama y así les vamos preparando para el sueño.

Creando un rincón de la calma

Busquemos un lugar en casa, un rincón tranquilo donde poder instalar nuestro espacio para la calma. Además de servirnos para tranquilizar a nuestros hijos al finalizar el día, también podremos recurrir a él en momentos de mucha tensión, cuando los niños empiezan a pelearse o cuando prevemos una pérdida de control inminente.

Necesitamos llenar ese rincón con diferentes objetos que nos conduzcan a tranquilizarnos, si solo tenemos el lugar pero no hay nada más será un «rincón de pensar» y puede que lo tomen como un castigo. Para el caso concreto de las rabietas, si ya está en marcha, es decir, ya han aparecido el pataleo, llanto y no atiende a razones, el rincón de la calma puede que no sea el mejor remedio. Puede servir si la rabieta está empezando y si acompañamos al peque al rincón y le ayudamos a utilizar los objetos que allí tengamos, pero si ya ha perdido el control emocional probablemente no podrá recuperarlo por sí solo. Podemos poner unos cojines en el suelo, una alfombra o lugar dónde tumbarse. En una caja que podremos decorar juntos y que será nuestra caja de la calma podemos meter varios objetos que le indiquen que es el momento de relajarse y a los que puede recurrir. Cuentos sobre emociones es una buena opción, algún peluche que le guste para poder apretarlo y abrazarlo. Objetos en que llamen su atención y que le permitan concentrarse en ellos, botellas sensoriales que podemos hacer en casa con glicerina y diferentes materiales dentro que floten, como purpurina, confeti de colores… En internet hay infinidad de ideas y tutoriales sobre cómo hacerlas.

Otra opción que gusta mucho a los peques son las pelotas antiestrés hechas con globos y rellenas de arroz, garbanzos, arena… Podemos jugar con las diferentes texturas para conseguir pelotas más o menos flexibles que puedan espachurrar. Todo lo que conlleve tocar, apretar y manipular funciona muy bien ya que les saca de ese momento de euforia enérgica y les hace concentrarse en lo que tienen entre manos. La activación física desciende y recuperan el control.

Por último podemos utilizar los laberintos de la calma. Abajo se muestran dos ejemplos pero pueden ser de muy variadas formas. Se trata de que tienen que seguir con el dedo, despacio y al ritmo de una respiración pausada, el camino desde fuera hasta el centro del laberinto, fijándose bien en el recorrido.

La iniciación a la relajación puede hacerse con niños y niñas desde los 12 meses en adelante, para los bebés más pequeñitos la relajación se basa más en estimulación táctil, masajes corporales, creaneales, estimulación auditiva con música relajante. En el caso de las botellas sí que se pueden utilizar con los bebés, no podrán ayudarnos a hacerlas pero sí disfrutan viendo los colores y los materiales flotando en su interior.

Imágenes de www.unsplash.com y www.pixabay.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba