La importancia de cuidar nuestra salud mental

Tenemos la responsabilidad de cuidar de nuestra salud mental entendida en su más amplio sentido, como un estado de bienestar bio-psico-social y no como un estado de ausencia de enfermedad (OMS).

Tendemos a ocuparnos de las situaciones cuando aparecen los problemas, cuando estamos deprimidos y tristes o con la ansiedad por las nubes, sin embargo, esto es ocuparse de la enfermedad, no de la salud. Se trata de conocer e interiorizar la importancia de ocuparnos de nuestros estados mental, físico y social.

Para los temas de salud, en nuestro país, somos reactivos, tomamos las medidas necesarias cuando aparece el problema, la palabra prevención no tiene mucha cabida en nuestro día a día. No digamos ya en lo que a salud mental se refiere. Mientras nuestro cuerpo funcione y “vaya tirando”, no le prestamos demasiada atención, igual sucede con nuestra mente. Sería como si nunca lleváramos el coche a la itv, cierto es que es una revisión obligatoria y eso nos empuja a tener que hacerla, pero estamos totalmente concienciados de ello ¿por qué no sucede lo mismo con nuestra salud y, en particular, con la salud mental?

Quizá es porque no somos conscientes de la importancia que tiene nuestro bienestar psicológico. En la imagen se presentan unos cuantos datos acerca de la salud mental en nuestro país, un simple vistazo bastará para caer en la cuenta de que algo no estamos haciendo bien del todo. Por ejemplo, viendo que en pocos años los problemas de salud mental serán la primera causa de discapacidad en el mundo. En nuestro país el 9% de la población tiene problemas de salud mental, eso corresponde a más de 4 millones de personas.

Es cierto que la atención a la salud mental por parte del sistema nacional de salud no es todo lo efectiva que debería, hay una gran lista de espera, estamos en el puesto 24 de la Unión Europea en número de psiquiatras por población. No digamos ya de psicólogos, profesionales que quedamos fuera del cuadro médico con demasiada facilidad y cuyo papel es fundamental para garantizar la recuperación de los pacientes, facilitar su camino por las alteraciones psicológicas y arropar y ayudar a las familias que sirven de soporte. Son muchos los estudios que demuestran la conexión entre nuestro cuerpo y mente. Está claro que, si tenemos una enfermedad física, pongamos por ejemplo un cáncer, nuestro estado de ánimo se verá negativamente afectado en alguna medida, pudiendo ser decisorio en la recuperación incluso (la llamada psiconeuroinmunología). No se trata de una hipótesis, es una evidencia y responde a un aumento en los niveles de cortisol (la llamada “hormona del estrés”) cuando las personas se consideran víctimas de su enfermedad y no ayuda a la recuperación. Lo que parece que no tenemos tan claro es que un problema psicológico pueda desencadenar complicaciones físicas, pero la evidencia científica sí respalda este hecho. Por ejemplo, está demostrado que problemas crónicos de ansiedad y depresión pueden ayudar en la aparición de cardiopatías.

Acudir en busca de un psicólogo o psiquiatra debería ser el paso natural a seguir en situaciones en las que hay un desequilibrio emocional, nuestro estado de ánimo se ve afectado, hay problemas de ansiedad, malestar psicológico… El problema es que, la mayor parte de las veces, se acude solo al médico de atención primaria quien, con los recursos disponibles a su alcance, suele recetar alguna medicación que, con suerte, no causará demasiados efectos secundarios y “animará un poco al paciente. Pero el problema no desaparece, los síntomas disminuyen, pero no dotamos a estas personas de las herramientas necesarias para superar la situación por sí mismas y poder utilizarlas en el futuro.

Siguiendo un argumento idealista, lo más recomendable sería no esperar a que aparezca el malestar, sino buscar ayuda profesional ante las pequeñas dificultades y situaciones que se nos complican, para poder desarrollar habilidades para resolverlos cuanto antes. La psicología tiene mucho más que aportar que simplemente trabajar el síntoma, un trabajo formativo y preventivo nos ayudará a que seamos capaces de resolver situaciones complicadas y enfrentarnos a ellas de una manera efectiva.

Nos merecemos parar unos minutos y reflexionar sobre el estado de nuestra salud mental, si creemos que es óptimo, si notamos que alguna cosa no encaja muy bien… Es importante ser conscientes de nuestra situación para poder hacernos cargo de ella antes, incluso, de que aparezcan los verdaderos problemas.

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