8 de marzo, día internacional de la mujer

Una de las primeras condiciones que nos definen desde el nacimiento, antes incluso, es la de ser hombre o mujer, junto con el hecho de que somos personas. ¿Cómo puede ser tan diferente la consideración en función de una diferencia tan insignificante?

Diferente género, diferentes condiciones

El hecho de nacer hombre o mujer no supone ninguna diferencia con respecto al desarrollo de nuestras capacidades y habilidades. Es cierto, y está demostrado, que las mujeres tienen unas habilidades (empatía, fluencia verbal…) más desarrolladas que los hombres, pero también ocurre viceversa (ellos tienen más desarrollada la orientación espacial y las habilidades mecánicas). Ésto se debe a diferencias estructurales en diferentes áreas del cerebro pero, ¿debe determinar esto el tratar de una maner diferente a las personas en función de si son hombres o mujeres? Que algunas áreas estén más desarrolladas en unos casos que en otros no quiere decir que no puedan trabajarse de igual manera, como mucho, implica una situación de «ventaja» pero no de exclusión. Sería como no permitir a una persona de estatura media jugar al baloncesto sin probar siquiera sus habilidades, hay muchas posiciones donde jugar y en las que la talla no es lo más importante. Sin embargo, esto no es lo que sucede en el mundo real. Pese a los avances que ha habido, muchas mujeres siguen siendo discriminadas por el simple hecho de ser mujeres, por una condición genética que es totalmente aleatoria, ningún padre decide si va a tener un bebé niño o niña ¿porqué decidimos entonces tratarlos de manera diferente una vez que sabemos lo que son?

Educación diferente, resultados diferentes

A pesar de que está demostrado que las niñas obtienen mejores resultados escolares que los niños, acaban con más facilidad la enseñanza secundaria y se matriculan y gradúan en estudios superiores más mujeres que hombres, la tendencia no se mantiene con respecto al acceso al mundo laboral por ejemplo. Incluso habiéndose demostrado que la tendencia es universal, tal y como afirma la UNESCO. ¿Qué es lo que genera las diferencias frente al género? Estereotipos, imposiciones sociales, tradiciones y aspectos culturales. No hay evidencia científica que apoye una necesidad de educación diferente con respecto al sexo, son las creencias culturales las que nos hacen dar forma a esa educación. Claramente, si los varones reciben una educación distinta o, es más, muchas mujeres no pueden ni siquiera acceder a esa educación, los resultados que obtendremos serán totalmente distintos y las oportunidades futuras también.

En su informe «Seguimiento para la educación en el mundo» la UNESCO pone de relieve que el acceso de las mujeres a la educación influye directamente en la ruptura del ciclo de pobreza. Las mujeres que acceden a la educación reducen las posibilidades de un matrimonio forzado o de morir en el parto, muy al contratio, tienen más probabilidades de dar a luz hijos sanos. Además, en entornos con adolescentes mujeres con educación secundaria, hay un menor número de embarazos y matrimonios tempranos, así como de enfermedades de transmisión sexual. La educación no es sólo un derecho para las mujeres, es una necesidad manifiesta.

Lucha contra los estereotipos y prejuicios

Si bien es cierto que, al menos en los países desarrollados, los estereotipos tienen menos fuerza conforme pasan los años y gracias a la lucha de todas aquellas personas involucradas en la igualdad, no es algo que hayamos conseguido hacer desaparecer.

Todo aquel que tenga hij@s pequeños habrá vivido alguna situación del tipo «los juguetes de niña están en el otro pasillo» o «como va vestida toda de azul pensé que era un niño«. Son clichés muy antiguos, pero aún vigentes, puedo dar fé. Estos esterotipos generan actitudes y maneras diferentes de tratar a las personas por su género, pudiendo llegar a situaciones de desigualdad y discrimincación sin ni siquiera planteárnoslo. Negar a un niño una muñeca para jugar porque «son cosas de niña», o «motivar» a una chica a estudiar magisterio en lugar de medicina porque «se le va a dar mejor» son situaciones fruto de la desigualdad de género. Pero ¿qué tendrá que ver ser hombre o mujer con jugar con una muñeca o estudiar una cosa u otra? ¿no estará más relacionado con las preferencias personales, los gustos y los intereses de cada PERSONA?

La educación que recibimos desde que nacemos sienta las bases de lo que seremos en el futuro, no es un asunto de poca importancia revisar qué transmitimos a nuestros hij@s y de qué manera.

Es una lucha que aún está en pañales, se han hecho grandes logros, pero aún queda mucho camino por recorrer. El día en que dejemos a cada persona desarrollarse sin prejuicios o estereotipos por su género, abriremos una puerta muy grande al camino de acabar con la desigualdad.

Enlaces de interés:

https://www.abc.es/ciencia/abci-cerebro-masculino-y-femenino-si-diferentes-201811132234_noticia.html

https://es.unesco.org/gem-report/node/259

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