Objetivos, ¿Cómo empezar?

Un día te levantas por la mañana, te paras a pensar lo que te espera hoy, qué reuniones importantes tienes y, aparte de darte cuenta de que te espera otro día de comer un sandwich en cinco minutos por que no tiene más tiempo, te encuentras que al final nada tiene un orden común y un sentido o dirección clara. ¡Uy! creo que necesito pensar en mis objetivos. Pero… ¿cómo lo hago?

En tu primer momento libre te sientas delante del ordenador, piensas y redactas un par de líneas marcando lo que quieres conseguir. Orgulloso de ti mismo volverás a por un café calentito con una satisfacción por el trabajo bien hecho. Pues compañero, compañera, creo que no has empezado con buen pie.

Los mil tipos de objetivos

Quizás exagero un poco, no hay mil tipos de objetivos, es difícil dar un número exacto, sólo te puedo asegurar que no todos son iguales. Nuestro primer error ha sido no pararnos a pensar qué tipo de objetivo es el que más necesitamos en cada momento. Vamos a ver una clasificación muy general de tres tipos de objetivos que nos ayudarán a definir nuestro camino y podrán sentar las bases de nuestra primera definición de objetivos.

Objetivos generales
Estos son los objetivos que tienen como fin la consecución de un todo. Son los objetivos que nos marcamos como metas finales y que nos ayudan también a determinar la dirección y visión de nuestra organización o persona. Por ejemplo, como empresa, podríamos decir que queremos ser un referente en nuestro sector. Personalmente, podríamos referirnos a correr una carrera de larga distancia.

Objetivos específicos
Para ser una empresa referente en el sector, o para correr esa gran carrera, tenemos que conseguir numerosas cosas antes. Aquí nos encontramos los objetivos que especifican y expanden los detalles de nuestro objetivo u objetivos generales. Estos nos hacen entender qué pasos intermedios son los que necesitamos dar. Son las etapas del camino. Por ejemplo, para nuestra empresa líder en el sector, nos fijaremos que queremos tener una gran cuota de mercado en España. También, podremos decir que necesitamos tener un producto novedoso que no se encuentre ya entre las opciones de nuestros clientes. Personalmente, para nuestra carrera, podremos decir que queremos correr primero una media maratón y/o una carrera de 10km en un tiempo determinado.

Objetivos operativos
Y aquí nos encontramos con la acción. En este tipo de objetivos nos marcaremos las acciones que queremos ejecutar o controlar con la idea de conseguir nuestros objetivos específicos, al igual que haciamos con ellos de cara a nuestra meta general. Son objetivos muy concretos que tienen un alcance más reducido que los anteriores. Por ejemplo, de cara a conseguir un gran cuota de mercado tendré que conseguir vender mi producto en los mejores establecimientos de la ciudad. O conseguir el mejor equipo de ventas que haya tenido una organización jamás. De cara a nuestra carrera, deberíamos crear un plan de entrenamiento, encontrar un gimnasio o apuntarnos al club de corredores de nuestra ciudad.

running field during daytime
Objetivo maratón

Acabamos de descubrir que nuestros objetivos son piramidales. Sí, una pirámide, no una cascada. Este es un error muy habitual cuando definimos objetivos. En un sistema piramidal donde cada capa de objetivos alimenta la capa inmediatamente inferior. Alimentar no significa estar directamente incluido, significa que otros objetivos están añadidos basándose en llegar al objetivo superior.

La importancia de cada capa

Tanto a nivel personal, y sobre todo, empresarial, es muy importante conocer en que capa o nivel nos encontramos. En mi experiencia profesional veo continuamente en varias empresas como sus objetivos viajan en cascada, cayendo la responsabilidad en el nivel más bajo. Eso sólo genera órdenes.

Cuanto tengas que definir tus objetivos no tengas reparo y pregunta por los objetivos del nivel superior. Ellos te marcarán el camino. Tenlos como un referente pero no los asumas como tal. Busca la manera en la que tú o tu grupo podéis contribuir a conseguirlos. Si, por el contrario, eres parte participante en una capa de objetivos y, además, tienes que liderar los de la capa inferior, no te dejes llevar por el camino fácil de no definir unos nuevos objetivos y llevarte los tuyos hacia el nivel inferior. Eso solo te generará problemas y malestar, pues son tus objetivos, no los del grupo que lideras.

Cuantifica

Prácticamente todo en la vida está cuantificado, desde tu edad hasta el número de tu portal. Y tus objetivos también tienen que estarlo. ¿Te imaginas viajar de Madrid a Barcelona en un coche sin cuentakilómetros, ni velocímetro y donde además, la carretera no informa de las distancias? Pues así serían tus objetivos sin cuantificar.

Debes establecer la duración. Si te has dado cuenta, nuestros tres tipos principales de objetivos piramidales están muy relacionado con objetivos a largo, medio y corto plazo. Aunque hay alguna excepción, esto suele ser lo habitual.

Por ejemplo, creando correctamente nuestros objetivos, deberíamos decir que nos gustaría ser una empresa referente en nuestro sector en dos años. También decir que queremos correr una carrera de larga distancia el año que viene. Como ves, estamos definiendo el plazo, es algo que tendremos que tener muy en cuenta para valorar el progreso. También es muy importante definir la cantidad. No solo queremos saber cuándo sino cuánto. ¿A qué llamamos ser empresa referente? ¿Cuánto es una larga distancia? Si seguimos mejorando nuestros objetivos, diremos que queremos ser la empresa número uno en ventas de nuestro sector, o que queremos correr una maratón de 42 kilometros. Cada vez, vamos definiendo un poco más y creando una visión más clara.

Es importante definir estos dos conceptos a todos los niveles. Un objetivo no cuantificable no será útil al no poder saber en que punto de nuestro camino nos encontramos.

Cuantifica. Tus objetivos tienen que ser medibles.

Y sobre todo, se flexible

Es un error muy común escribir nuestros objetivos en piedra. No nos equivoquemos, los objetivos cambian y lo hacen por muy diversos motivos. Muchas veces la dirección no es la correcta, o bien porque somos nosotros mismos lo que hemos cambiado. A veces nos damos cuenta de que es un objetivo inalcanzable.

Hacer un seguimiento periódico del progreso y del estado de los objetivos nos ayuda a entender como estamos trabajando. Ver lo cerca que estamos nos dará motivación para seguir trabajando o, por el contrario, ver lo lejos que estamos aún nos indicará que algo debe cambiar. Nuestras acciones, nuestra visión o, porqué no, nuestros objetivos.

Nuestra empresa líder en el sector

Para finalizar, vamos a ver un pequeño ejemplo de como quedaría los objetivos que hemos usado como muestra.

  • (Objetivo general – largo plazo): Aparecer en el cuadrante mágico de Gartner como lideres para 2025.
  • (Objetivo específico – medio plazo): Conseguir un 75% de cuota de mercado en España en 3 años.
    • (Objetivo operativo – corto plazo): Invertir en publicidad un 25% de nuestro inflow cada año.
    • (Objetivo operativo – corto plazo): Crear un equipo de ventas con 6 personas antes de final de año.
    • (Objetivo especifico – medio plazo): Incluir en nuestro servicio 3 particularidades no encontradas en nuestros competidores antes de 2022.
    • (Objetivo operativo – corto plazo): Analizar nuestro competidores y obtener un listado con todas las características de sus servicios antes de diseñar nuestro plan para 2020.
    • (Objetivo operativo – corto plazo): Crear un departamento de I+D+I e incluir una propuesta de innovación en nuestro servicio cada año.

Recuerda, antes de ponerte manos a la obra ten claro cual será tu objetivo general, aclara los pasos a dar con los objetivos específicos y ponte en marcha con las acciones que creas convenientes para conseguirlo.

Imagen de Unsplash.com
Más información acerca del cuadrante mágico de Gartner en https://www.gartner.com/en/research/methodologies/magic-quadrants-research

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